Sitio colectivo de crónicas sobre la ciudad de Caracas

El Taller de La Cruz. Coordenadas generales

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Cuando, a principios de 2014, en una reunión que tuvimos en su oficina de la Gerencia de Turismo de la Alcaldía de Chacao, Mariana Andrade me invitó a sumarme al proyecto Identiarte, que se desarrollaría en el barrio La Cruz, vi en ello una excelente oportunidad de ampliar el radio de acción de los talleres de crónica que había comenzado a dictar el año anterior. Como se precisaba de una actividad enfocada en la comunidad de La Cruz, diseñamos un taller para que los muchachos del sector contaran sus vivencias en la comunidad y, entusiasmados con la idea, lo incluimos dentro de la programación. Con ese mismo entusiasmo nos dedicamos a convocar a los posibles interesados…

Muy temprano comprendimos que era cuesta arriba conseguir muchachos interesados en salir de un salón de clases en el que pasaron toda la mañana, para ir corriendo a meterse en otro salón de clases, a pasar buena parte de la tarde. Por más que la invitación prometiese que iba a ser divertido y asegurara que saldrían de allí con «herramientas de expresión escrita que les permitirían contar historias de su vida para conocerse más y desarrollar un mayor sentido de pertenencia».

No es fácil, en los tiempos que corren, vender esa idea a muchachos con smartphone y cuenta en facebook.

 

Invitación-taller-de-narrativa-no-ficcional-final-2Nos tocó, por tanto, redefinir el asunto. Y caímos en cuenta que, enfocándolo adecuadamente, en la idea yacían dos propuestas: 1.- Un taller de crónicas, y 2.- la posibilidad de contar historias de vida de la gente de la comunidad de La Cruz.

De allí surgió una propuesta que fusionaba ambas intenciones, armando dos grupos de personas: 1) un taller, de tres meses de duración, orientado a estudiantes de Letras y Comunicación Social, o a cualquier persona interesada en adquirir herramientas para contar historias de vida, el cual sería gratis, pero 2) tendría como contraprestación que cada participante debería contar la historia de un miembro de una de las familias fundadoras de la comunidad de La Cruz, como trabajo final. Así, contando sus vidas, se contaba, de alguna manera, la historia de la comunidad.

Nos dedicamos, entonces, a convocar a los interesados en formar parte de esos grupos. De esa manera surgió el Taller de Narrativa No Ficcional Para que mañana no sea olvido.

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El plano que recibieron los participantes antes de comenzar el taller

Y eso nos reunió todos los jueves, desde el 6 de noviembre de 2014, en la antigua sede de la Escuela Soublette, en Bello Campo,  hasta el 26 de marzo del año siguiente, tiempo durante el cual se adquirieron herramientas literarias para aplicarlas a las crónicas, se leyeron perfiles y semblanzas para estudiar su estructura y características, se aprendió a planificar entrevistas y se desarrollaron unas apasionantes discusiones sobre los enfoques de los textos de cada participante, así como de los rasgos más notorios de las vidas que estaban contando, tras la búsqueda de «la historia».

Allí, a lo largo de esos cuatro meses, los participantes pudieron constatar que en toda vida, por anónima que fuese, latía «la vida». Que, con el enfoque adecuado, cada persona tiene una vida interesante y conmovedora. Una historia digna de ser contada.

 

El grupo

El grupo casi completo, en la última sesión.

El último día del taller, ese 26 de marzo, Caracas había amanecido colapsada. Una parada del Metro dividió el valle en dos tajos: de Plaza Venezuela hacia el oeste, uno; y de Chacao hacia el este, el otro. La ciudad parecía un teaser de la distopía que estamos construyendo sin que pareciésemos darnos por enterados. Era la guinda adecuada para culminar un ciclo de reuniones en torno a nuestra nunca bien comprendida ciudad. Afuera, mientras ella se cocinaba en el fuego de una puteada unánime, los reunidos en el saloncito principal de la antigua escuelita Soublette, dábamos fin a unas largas y sabrosas jornadas, sobre una mesita que, esos jueves entre las 9 y las 12 del mediodía, se trasmutó en aeropuerto, en guarida, en laboratorio, en mapa.

Cuando planificamos el taller no teníamos más que incertidumbres. El mismo carecía de método comprobado, de forma definida, de certezas. Era una apuesta llena de ganas e intuiciones. Visto en perspectiva, superadas las expectativas inicialmente planteadas, finalmente podemos mostrar aquí el resultado. Ya solo nos resta desear que esa significativa y fructífera experiencia encuentre sus lectores y que la misma se pueda multiplicar en otros pedazos de la ciudad, o de las ciudades del país. Siempre será una buena idea que una gente se acerque a otra (a «otra» que jamás pensó que su sencilla vida podría interesar a nadie, ni sería materia para hacer literatura) y, en ese cruce, todos saliesen favorecidos.

sebastiánDurante el mes de mayo, mientras recabábamos la información faltante, editábamos las versiones definitivas de los textos y se le daba forma a este sitio web, el fotógrafo Sebastián Pérez Peñalver se ofreció amablemente a hacer las fotos que complementaran las crónicas. En una par de eficaces sesiones capturó las hermosas imágenes que ilustran estas historias, labor que se dificultó ante la negativa de algunos de los protagonistas de las crónicas en dejarse fotografiar.

Nuestro agradecimiento a su desinteresado trabajo, así como al apoyo de Lennis Rojas (directora de Ficción Breve Venezolana), por el soporte web durante el diseño de esta página, y el alojamiento en el servidor del sitio.

 

Vidas modestas y auténticas. Literatura hecha de sangre y corazón y tiempo. Encuentros que ampliaron los horizontes del «yo». Una ciudad que se desborda de historias que quieren ser contadas. Contar como una forma de proclamarse vivo. Escuchar como un acto de amor. Escribir como un ejercicio de libertad.

Para que mañana no sea olvido.

Bienvenidos.

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La historia de estas historias

Nos propusimos dictar un taller de crónica. Nos propusimos, también, contar la historia del barrio La Cruz, en el municipio Chacao (Caracas), a través de los testimonios de vida de algunos de sus habitantes fundadores. Convocamos a miembros de la comunidad dispuestos a contar su vida y abrimos un taller de tres meses de duración en el que cada participante debía escribir (como trabajo final) la semblanza de uno de esos miembros de la comunidad. Uno pondría la historia y el otro una voz literaria para contar esa vida.

En una segunda etapa, bajo la misma modalidad y con nuevos participantes, repetimos la experiencia en la comunidad de Bello Campo, en el mismo municipio. El resultado fueron otras maravillosas historias de vida, que contribuyen a alimentar otras visiones sobre Caracas, como una forma de registrar historias cotidianas de nuestra ciudad,

Queríamos que fuera divertido y que todos aprendiéramos de todos. Estuvimos puliendo esas historias durante meses y, en efecto, nos divertimos y salimos un poco más sabios.

Y todos salimos ganando. Las comunidades, cuyas historias quedaron asentadas en este proyecto. Y los participantes, que aprendieron haciendo y conocieron otras formas de vivir en Caracas.

LEER: El taller de La Cruz: Coordenadas generales

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Agradecimientos

Queremos dar las gracias a la gente de la Gerencia de Turismo, de la Alcaldía de Chacao, dirigida por Mariana Andrade, que fomentó esta edificante experiencia, a Sebastián Pérez Peñalver, por las fotos que acompañan estas crónicas, y a Lennis Rojas, por el soporte técnico para el desarrollo de la página.

Con el apoyo de